La zona
Puebla-Tlaxcala se colocó entre las diez ciudades que encabezan el índice de
Competitividad Urbana (ICU) 2021, el cual mide la capacidad de las ciudades
mexicanas con más de un millón de habitantes para generar, atraer y retener
talento e inversiones.
De
acuerdo con el ranking presentado por el Instituto Mexicano para la
Competitividad (Imco), la región Puebla-Tlaxcala alcanzó un nivel medio-alto entre
las quince ciudades evaluadas por tamaño de población.
La zona
Puebla-Tlaxcala destacó en indicadores económicos y sociales, así como en
manejo sustentable y medio ambiente, gobiernos eficaces e innovación de
sectores productivos.
En medio
de la crisis que implicó la pandemia de covid-19, esta región del país escaló
dos posiciones en el índice general de 2021 respecto al ICU 2020, pasó del 12
al lugar 10, superada por el Valle de México, Guadalajara, Querétaro,
Monterrey, Mérida, Mexicali, Aguascalientes, San Luis Potosí y Ciudad Juárez.
El IMCO
señala que la pandemia de covid1-19 y sus efectos fueron notorios en todas las
ciudades del país durante 2020; realmente todas las ciudades empeoraron en
diversificación económica, se acentuó la desigualdad salarial y vieron crecer el número de personas que tenían una ocupación
pero s in obtener ingresos.
Economía bien, sociedad mal
Ya en
la medición por subíndices, la zona Puebla-Tlaxcala presentó una economía estable; sin embargo, ocupa el
sitio doce entre 15 ciudades por su
desempeño buen crecimiento del PIB estatal superior al promedio nacional, tiene
diversificación de sectores y las empresas tienen acceso al crédito, aunque
está mal calificado en la disponibilidad de crédito para vivienda popular.
Está
mejor calificada la región en innovación
de sectores económicos, ocupa la posición seis de las quince ciudades mejor
evaluadas con más de un millón de habitantes al contar con centros de
investigación, aceptable registro de patentes, con posgrados de calidad y
grandes empresas que destacan a nivel nacional e internacional.
En quinta posición Puebla-Tlaxcala
registra un alto nivel de competitividad en los sectores precursores de clase mundial, es decir por la inversión
federal en transporte público, tener un buen sistema de transporte estructurado;
pero, un nivel bajo en cuanto al porcentaje de hogares con líneas telefónicas
móviles (celulares).
A
partir del análisis de indicadores en manejo
sustentable del medio ambiente, la región Puebla-Tlaxcala apareció en la posición cuatro debido a su buen desempeño
en el manejo de residuos sólidos, consumo de agua, capacidad de tratamiento de
agua en operación e intensidad energética de la economía.
El Imco
destaca que un buen manejo de los recursos naturales y su sustentabilidad
podrían tener un efecto considerable en la inversión y la atracción de talento
en las ciudades en el mediano y largo plazo.
Mientras,
Puebla-Tlaxcala se ubica en los últimos lugares
con valoración media-baja en mercado
eficiente, es decir ocupa la posición
13 de 15 ciudades, por el bajo salario de los trabajadores, acentuada
desigualdad salarial, elevada informalidad laboral, jornadas laborales muy
largas.
Está en
penúltimo lugar (14 de 15) en
aprovechamiento de relaciones internacionales, pues es medio-bajo su desempeño
para captar inversión extranjera, así como captar pasajeros extranjeros y su
ocupación hotelera es mínima
La peor calificación para la región Puebla-Tlaxcala
es en sistema político, aparece en el
último lugar de 15 ciudades con más de un millón de habitantes; pues
presenta deficiencias en la participación ciudadana, hay barreras para
candidatos independientes, mayor número de agresiones a periodistas y es alta
la percepción de corrupción estatal.
Asimismo,
en el subíndice de Derecho que mide
el entorno de seguridad pública y jurídica en las ciudades, la región Puebla-Tlaxcala
apareció en el lugar once con un bajo
desempeño en combate al delito de robo de vehículos, y obtuvo una
calificación medio-baja en percepción de seguridad.
Competitividad nacional
El IMCO
señala que la pandemia de covid1-19 y sus efectos fueron notorios en todas las
ciudades del país durante 2020.
En
general, las ciudades del país empeoraron en diversificación económica, se
acentuó la desigualdad salarial y aumentó el número de personas que tenían una
ocupación pero sin obtener ingresos.
De
igual forma, las ciudades registraron una reducción en el número de empresas
con más de 50 empleados; disminuyó la cobertura educativa básica y, por
consiguiente hubo menos innovación y menor registro de patentes.
En el
más reciente índice de Competitividad Urbana 2021, el Imco enfatiza que el
sistema educativo de México ya tenía problemas estructurales, y la pandemia de
coronavirus los profundizó; si antes la demanda educativa solo se atendía en 82
por ciento, la pandemia amplío esa brecha y ahora la cobertura es de apenas 74
por ciento, aproximadamente.
Urbes
como Monterrey, Guadalajara, Mazatlán, Los Cabos, Piedras Negras y el Valle de
México destacaron por su desempeño. Sin embargo, con todo y sus altas
puntuaciones, ninguna alcanzó un índice alto de competitividad, logrando un
nivel “adecuado”.
“[El]
65 por ciento de las ciudades evaluadas tiene una competitividad media alta o
media baja, 17 por ciento de ellas tiene una competitividad baja o muy baja.
Ninguna ciudad tiene una competitividad alta”, se lee en el reporte, publicado
por el Instituto Mexicano para la Competitividad.
El
índice también dejó ver las diferencias entre las ciudades mexicanas por
tamaño. De las 69 urbes evaluadas, sólo 12 alcanzaron puntuaciones equivalentes
a una competitividad alta. De estas, nueve se encontraron en zonas urbanas de
por lo menos medio millón de habitantes. La única ciudad de menos de 250 mil
habitantes con un puntaje adecuado fue Piedras Negras, Chihuahua.
La
pandemia del covid-19 afectó los niveles de competitividad de las urbes
mexicanas. Los estragos se notaron más en los indicadores económicos, sociales
y educativos, según el reporte del Imco.
Se
registró una caída generalizada en los indicadores de finanzas y de inversión.
Para el primero, los ingresos propios del gasto público cayeron 28 por ciento a
26 por ciento en promedio. En el segundo, la inversión extranjera directa se
contrajo 18 por ciento.
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