Una
posible salida del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte tendría un efecto limitado en el sector financiero en
México y los servicios que ofrece, ante el grado de liberalización que tiene,
además se acogería los acuerdos de la OCDE o de la Organización Mundial de
Comercio.
Para
los analistas de BBVA Bancomer el Tratado de Libre Comercio de América del Norte tendría un efecto limitado (TLCAN)
marcó el inicio de una etapa de flujos importantes de inversión extranjera
directa (IED) hacia el sector financiero en el país, contribuyendo a la
profundización del sistema.
La
apertura del sistema financiero y la regulación prudencial han mejorado las
opciones y condiciones de crédito para empresas y hogares, al tiempo que se ha
mantenido la solvencia del sistema, con uno de los niveles de capitalización
más altos del mundo.
En un
eventual escenario de rompimiento del TLCAN, México tendría la alternativa de
acogerse a los acuerdos de la OMC o los códigos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
En el
caso de la OMC, México contrajo compromisos con respecto a la presencia
comercial otorgando el trato de nacional y estableciendo límites de
participación accionaria respecto a los servicios bancarios y otros servicios
financieros.
Dichos
límites no se aplican a las filiales de entidades financieras extranjeras con
sede en países con los que México ha concertado acuerdos que abarcan los
servicios financieros y prevén el establecimiento de tales filiales
Si se
termina el TLCAN entonces México podría recurrir a los compromisos que sus contrapartes
convinieron en el Acuerdo General de Comercio en Servicios de OMC, utilizando
los mecanismos de controversia y compensación, y apegándose, por su parte, a
los beneficios especificados en su lista particular de compromisos.
También
el gobierno mexicano puede recurrir a
los códigos de liberalización de la OCDE, los cuales establecen estándares
generales a los que los países se van acercando a través de las reformas a su
marco regulatorio y la adopción de mejores prácticas.
Se
tendría la promesa unilateral en donde el cumplimiento de los estándares se
apoya en el compromiso con el resto de los miembros (presión de pares) más que
en un mecanismo acordado de coacción.
Una vez
que una restricción ha sido abolida, no puede reintroducirse (obligación
“standstill”).
Las
obligaciones y mecanismos entre la OMC y la OCDE son diferentes, pero se
complementan para apuntar hacia una misma dirección: la completa liberalización
de los servicios que contemplan.
Por
ello sería mínima la afectación al sistema financiera si el TLCAN termina, pues
todos los miembros de la OCDE son también miembros de la OMC y por lo tanto
participan en los acuerdos de esta última
Además, el sector financiero en México está sumamente liberalizado así que sería
difícil dar marcha atrás en muchas de las medidas aplicadas durante los últimos
25 años, las cuales han beneficiado tanto a las instituciones como a los usuarios,
concluyen los analistas.
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