La
Organización Internacional del Trabajo (OIT) inició un proceso dirigido a
establecer una nueva normativa internacional, a fin de ayudar a los gobiernos a
luchar contra la violencia y el acoso laboral.
Consideró
que la conducta y el lenguaje ofensivos relacionados con el género, la
orientación sexual, la raza, la religión, la discapacidad o el estado de salud
deben ser abordados a través de una estrategia de prevención integral.
Cientos
de millones de personas son víctimas de discriminación en el mundo del trabajo,
lo cual viola derechos humanos fundamentales y además tiene profundas
consecuencias económicas y sociales.
Asimismo,
mencionó que la discriminación sofoca las oportunidades, desperdicia un talento
humano que es necesario para el progreso, además de que acentúa las tensiones y
desigualdades sociales.
Combatir
ese fenómeno, dijo, es un componente esencial del trabajo decente, y los logros
repercuten mucho más allá del lugar de trabajo.
Los
temas relacionados con la discriminación están presentes en todo el mundo
laboral, por eso es necesario que los factores de la producción junto con los
gobiernos establezcan iniciativas para combatirlo.
Al
promover la libertad sindical, por ejemplo, se pretende prevenir la discriminación
contra los sindicatos y sus dirigentes.
Otro
caso, agregó, son los programas para combatir el trabajo forzoso y el infantil
que incluyen el apoyo a niñas y mujeres que están atrapadas en redes de
prostitución o explotadas en servicio doméstico obligatorio.
La no
discriminación, dijo la OIT, es el principio más importante del repertorio de
recomendaciones prácticas sobre VIH/SIDA y el mundo del trabajo.
Las
directrices sobre legislación laboral incluyen el tema de la discriminación, y en
países como Namibia y Sudáfrica se ha brindado asesoría sobre cambios
legislativos en esta área.
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