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Campesinos de Izúcar de Matamoros, Puebla, incrementaron la producción de pitaya y, por consiguiente, cuadruplicaron sus ingresos, al organizarse para mejorar su sistema de cultivo y la forma de comercialización de esta fruta.
Mediante el apoyo de alumnos del Tecnológico de Monterrey Puebla, Universidad Madero Puebla, y de la Universidad de Yale (EU) 300 productores del municipio de Izúcar identificaron el producto o derivados que pueden explotarse de manera colectiva y de esta forma impulsar el desarrollo económico de la zona mixteca.
Campesinos y alumnos después de analizar el potencial de la fruta para su exportación, se detectó que el “mercado de la nostalgia” de California y de Nueva York en Estados Unidos sería el destino para la pitaya, pues hay un concentración de emigrantes poblanos.
De ahí que se trabajó en mejorar el proceso de producción, detectar las capacidades, habilidades y actitudes de los mismos productores y los medios para colocar los productos en el mercado extranjero, principalmente.
De esta forma, el primer paso por parte del Tecnológico de Monterrey en Puebla fue integrar a los actores principales: instancias federales y estatales, productores y universidades; así como generar un proceso de capacitación en la cadena productiva, tales como producción, habilidades de autogestión y cambio, conocimiento del mercado y educación financiera.
Con este programa fue posible que los productores hicieran mejoras en la nivelación de terrenos y curvas de nivel para garantizar una producción a largo plazo, pues la pitaya tarda tres años en producir la primera cosecha.
Estos procesos se aplicaron en cerca de 25 mil hectáreas experimentales, aumentaron los ingresos de los productores de 5 mil a 25 mil pesos mensuales, y la expectativa es cubrir las 90 mil hectáreas que generan este producto en Izúcar de Matamoros.
Patricia Reyna Ontiveros, coordinadora de la línea de investigación Legado Base de la Pirámide y Migración del Tecnológico de Monterrey en Puebla, comentó que este incremento en los ingresos fue resultado de una metodología que consistió en identificar el producto o bienes sustentables que pueden explotarse de manera colectiva y así detonar el desarrollo económico.
“Con esta intervención se han conformado las condiciones óptimas, ya que una hectárea debe producir 1000 pitayos, lo que representa dentro de las hectáreas trabajadas una producción trimestral de 40 mil toneladas en promedio”, mencionó Reyna Ontiveros.
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