15/8/2016
“Actualmente
las salas de redacción son laboratorios asépticos para navegantes solitarios,
donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el
corazón de los lectores”, solía decir Gabriel García Márquez, el Gabo.
Por
eso, quienes compartimos lo que vemos, pensamos y sentimos a través de la
palabra escrita y hablada sabemos de la importancia de tomarse ciertos respiros
que brinda la poesía, para no quedar agotados por el peso de la realidad y por
el efecto de lo que denunciamos o anunciamos.
Sobre
todo en este mundo, donde por si no fuera suficiente la realidad compleja del
día a día, llegan otras “ayudas del exterior” como la afirmación de que sólo
faltan tres minutos para la destrucción total y catastrófica de la humanidad,
marcado en el Reloj del Apocalipsis o del Juicio Final.
El reloj
que fue creado por la junta directiva del Boletín de Científicos Atómicos de la
Universidad de Chicago, hasta el 9 de enero del 2015 le faltaban cinco minutos
para la cita fatal, y desde esa fecha tres minutos solamente.
Así un
puñado de hombres juegan a ser Dios y a dictar sentencia a lo que juzgan por
igual como humanidad corrompida.
En ese
contexto global y las realidades nacionales marcadas por la violencia y la
corrupción, es en el que se hacen imprescindibles los espacios para nutrirse de
la imaginación, de la riqueza de prescindir de la formalidad intelectual.
¡Bendita
poesía! que sirve de oxígeno en el oficio de la palabra escrita.
Así los
seres humanos, dignos o corruptos, pobres o ricos, ilustrados o iletrados
podemos abrevar de los océanos de las emociones y del valor de las palabras.
La
poesía se convierte en una vía para lograr las respectivas interconexiones
neuronales que darán paso a ser creativos sobre formas de convivencia inéditas.
He ahí
la necesidad del arte y en particular, como es mi caso, de la poesía.
Poesía que nos devuelve el alma en medio de
entornos donde los colores partidistas se alquilan bajo el pragmatismo político
que prostituye las ideologías.
La
realidad, tan terrible como pueda ser, necesita más de la perspectiva poética para la articulación
sináptica del pensamiento lateral, que de luz para enfrentarla y renovarla.
Querido lector: ¿Cuál es su libro favorito?
¿Su poeta inolvidable? ¿El poema que le llena el alma? No acaso algunas
líneas, escrita de manera exquisita aunque puedan ser brutales, nos permiten
ver la misma realidad con otra perspectiva.
¿Está usted de acuerdo conmigo en que vale la
pena más seguido tomarse un respiro poético para seguir de pie en medio de lo
que estamos viviendo?
@abelpr5
Doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com
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