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Armando tus finanzas

Armando Valerdi



El riesgo del descontento ciudadano

14/7/2016

avalerdir@hotmail.com

Cada vez es más claro, lo que en su momento Richard Duncan mencionó acerca de lo que la mayoría de los comentarios y análisis trataba de calificar a la crisis de 2008 como la “Gran Recesión”, para Duncan era más parecido a lo que aconteció en la década de los años treinta, por lo que la denominó como “La Nueva Depresión”, y conste que eso fue hace más de dos años.

Una de las diferencias entre uno y otro calificativo tiene que ver con el tiempo de duración, y la depresión económica lo que tiene como parte de sus componentes es el tiempo que dura la recuperación.

Si bien en la economía de Estados Unidos la depresión terminó después de un corto tiempo; actualmente, la economía mundial y la de Estados Unidos aún no encuentran el camino a la recuperación, además que efectos como el Brexit comienzan a mostrar un camino no deseado, o bien, quizás muy diferente a lo que esperado.

La Gran Depresión de la década de los años treinta tuvo un origen similar al de la Nueva Depresión, un sistema financiero que dejó de tener una base de valor real y además de cuantía limitada, el patrón oro. Pero, lo que nos alerta es el camino que siguió, como fue el exceso de consumo, la falta de ahorro e inversión y el exceso de deuda y que es el mismo camino que nos llevó a la Nueva Depresión.

Lo que más nos preocupa es que  la Gran Depresión creó las circunstancias para que un hombre que en situaciones normales no hubiera podido destacar en ningún aspecto, y que las circunstancias y entorno creado le dieron la posibilidad de tener gran poder y convertirse en uno de los más locos criminales del mundo: Adolfo Hitler.

Cuando la economía y el sistema financiero estadounidense colapsaron en los años treinta, contagio al mundo de su mal económico, alcanzando a los bancos y la economía de todo los países, siendo Alemania uno de los que más afectados, donde la inflación y la carestía de alimentos básicos llevó al gobierno alemán en turno a no poder responder a las demandas de su población, y en esas circunstancias de inconformidad y desconfianza el discurso que surgió de Hitler y el partido nazi encontró tierra fértil, que acogió no solo el discurso sino el proyecto, nazi.

El proyecto de la Unión Europea ha tenido como una de sus finalidades principales evitar una catástrofe, como fue la segunda guerra mundial; además de intentar crear condiciones para que todos los países miembros lleven a su población el estado de bienestar soñado.

Con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, lo que se presenta es un grado de incertidumbre que está comenzando a mostrar sus efectos, quizás no con la intensidad que se esperaba, pero sin duda pronto los sentiremos y viviremos con mucha mayor intensidad.

Los principales impulsores del Brexit renunciaron a convertirse en el próximo primer ministro, del hasta ahora¸ Reino Unido. Su renuncia nos demuestra que en muchas ocasiones los políticos prometen lo que no pueden cumplir, y estos cuando menos se percataron de su posible error o de su imposibilidad de dirigir una mentira que les cobrara sin duda sus errores.

Una entrevista de la BBC de Londres, presenta a una familia discutiendo acerca del resultado, y en donde la gente de más edad votó por la salida, debido a que culpan a la Unión Europea de la falta de empleo, los migrantes que deben aceptar, y el comportamiento de su economía, que afectó el Estado de Bienestar que habían gozado hasta antes del 2008.

Por otro lado, el caso de Trump en Estados Unidos tiene similitud, aunque a simple vista no se vea, y es que la mayor parte de sus seguidores son blancos y mayores, no precisamente jóvenes, que han sufrido tanto el desempleo como los bajos salarios, de los que culpan a la globalización de su desgracia y en particular a México y China, sin duda confundidos siguen sin entender que no solo es la forma de globalización que se dio, sino el cambio que no advirtieron y al que no se prepararon.

El descontento es generalizado en todo el mundo, los gobiernos son cuestionados por los ciudadanos cada vez más, y eso no es malo, lo que sucede es que los ciudadanos organizados han empezado a influir en las decisiones gubernamentales.

Pero, aún no queda claro a qué parte de la sociedad quieren beneficiar, por lo que el riesgo de un cambio disruptivo, como el que vivimos, es crear mayor desinformación y confusión, dando paso al caos, a mayor descontento, y preparar el terreno para que surja un nuevo Hitler.

Gracias.

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