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Opinar para construir

Luis Gerardo Inman Peraldi



La vida universitaria

15/3/2016

 

Angustia, preocupación e incertidumbre son los sentimientos que algunos padres tenemos sobre los hijos, desde que están saliendo de la preparatoria hasta los primeros semestres de la universidad.

Se puede observar desde diferentes aspectos y circunstancias cuando los jóvenes atraviesan por esa etapa de la vida, ya que no son los adolescentes mayores ni tampoco los jóvenes adultos. En esta etapa es cuando se empiezan a liberar y encuentran más tiempo de diversión por las noches, encuentran a su pareja y en algunos casos empiezan con noviazgos un poco más formales que en la adolescencia.

Los jóvenes ya no desean que los papás los lleven a las fiestas o al antro, y mucho menos que vayan a recogerlos al término “¡Qué oso pa’ que vean mis amigos que vas por mi” Constantemente los padres negociamos los permisos entre semana, los fines de semana es casi imposible que lleguen temprano a casa; esto implica que en los traslados de media noche se tornen peligrosos, inseguros y si añadimos el consumo de bebidas alcohólicas, más complicado se ve el panorama.

Las llegadas tarde implican que disminuya la cantidad de sueño, en algunos casos, no llegar a la primera clase del día siguiente. En la mayoría de las universidades ponen límite de faltas, que implica llevarte la materia si excedes ese porcentaje permitido, o la alternativa de darla de baja; aquí empieza el joven a no rendir, a bajar su productividad, a retrasar el plan de estudios y, en el peor de los casos, optar por no seguir en la universidad.

Como todo papá, el anhelo es que nuestros hijos sean profesionistas, que continúen con la ocupación del papá o con la empresa familiar.

Estimado lector, reconozco que el deber de ser padre es darles todos los elementos para que los hijos tengan éxito y sean felices, que finalmente es la esencia de la vida. Los jóvenes en esta etapa tienen que ubicarse, saber qué es lo que quieren y demostrarse que sí pueden.

El cambio de carrera, dejar la universidad y quedarse con la carrera trunca no es lo que los padres deseamos, ya que cuesta dinero y tiempo.

No quiero decir que el joven que lleva esta etapa ordenada y sale profesionista tendrá garantizado el éxito, pero sí dará satisfacciones a los padres y el joven tendrá una base más sólida para iniciar su etapa laboral, pues la graduación es solo el comienzo.

Al paso de los años, los jóvenes tendrán que madurar y nosotros como padres debemos procurar estar cerca de ellos y mantener una buena comunicación.

“Cada quien es el arquitecto de su propio destino.”

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