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Saber sin fin

Abel Pérez Rojas



Reiniciar las veces que sea necesario

29/5/2015

Uno de los principales temores de cambiar consiste en la posibilidad de perderlo todo y tener que iniciar desde cero. Olvidamos que reiniciar es una de las características más valoradas en la actualidad.

Mientras las universidades y los gobiernos han tratado de poner especial atención a la capacidad de emprender, principalmente entre los jóvenes, vinculando ese conjunto de competencias con el campo productivo, la actitud de reemprender ha quedado en el olvido y sólo de vez en cuando se presenta como algo que deben tomar en cuenta aquellos que se convierten en emprendedores.

El miedo a tener que empezar de nuevo, frecuentemente, está vinculado con los miedos que nos fueron sembrados en los primeros años de vida. Aquellos temores que sin tener un rostro específico se fueron acumulando en el gran rubro del “miedo a lo desconocido”.

Y como en el cajón de los temores a lo desconocido guardamos todo aquello que no logramos identificar ni llamar por su nombre, entonces en ese espacio hemos guardado también el “retomar algo desde su origen”.

En algunos casos,  el miedo a reiniciar algo está íntimamente vinculado con la posibilidad de hacer el ridículo ante esa gran masa de cientos de ojos que son los “otros”.

Como es una constante no tener tiempo para detenernos a pensar todo esto, vamos por la vida con pensamientos negativos que no nos dejan desarrollar a plenitud nuestra total capacidad. Por ello en lugar de tratar de hallar los caminos más cortos a lo que nos hemos propuesto, damos vueltas al “qué dirán”, al “¿y si no salen bien las cosas?” u otros pensamientos totalmente erróneos como: “ya estoy muy viejo para volver a empezar, eso es para jóvenes”.

Por supuesto que no se trata de la simple fórmula de “echarle ganas”, sino de aplicar el conocimiento que hemos adquirido en vivencias exitosas, pero también de todo aquello que no hemos hecho correctamente, porque eso es lo más enriquecedor.

En consecuencia, vale la pena dedicar tiempo a lo que nos ha salido bien, identificar si se debió a nuestra habilidad para entablar relaciones humanas cordiales, si fue gracias a nuestra capacidad de plantear problemas y soluciones, en fin, nuestros éxitos personales pudieron haber estado antecedidos por características y condiciones a veces simples, pero valiosas.

David Galenson, profesor de la Universidad de Chicago, estudia desde hace algunos años a los personajes que ya entrados en años lograron realizar sus obras maestras. La aportación de Galenson ha sido en el sentido de cambiar la admiración que acaparan los genios “precoces”, pero soslayan a los no tan jóvenes.

Las aportaciones de Galenson y las de muchos otros apuntan en el sentido de que los genios “viejos” son más radicales y contundentes porque “su trabajo reposa en la prueba y el error, en el mejoramiento de la técnica, en objetivos más difusos”.

Independientemente de que usted esté de acuerdo o no con la postura de los genios “viejos”, vale la pena volver a empezar las veces que sea necesario, o ¿No le gustaría progresar en la re inventiva que implica reiniciar algo?

Abel Pérez Rojas (@abelpr5) 

Doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com

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