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Armando tus finanzas

Armando Valerdi



Deficiencia crónica de la demanda

11/12/2014

avalerdir@hotmail.com

El gran tropiezo que tuvo el sistema financiero internacional y que afectó en forma importante a la economía mundial hasta el momento no ha sido posible superarlo, y parece que las propuestas para salir del bache no han sido suficientemente efectivas, por lo que es importante conocer todas aquellas nuevas ideas que proponen la forma de ayudar a la economía mundial a encontrar nuevamente un camino de sano desarrollo, es el caso de lo que analiza y sugiere Martin Wolf en su libro, The Shifts and the Shocks.

Wolf considera que el problema de las economías de altos ingresos como la de Estados Unidos, la eurozona, Japón y Reino Unido, es el síndrome de deficiencia crónica de la demanda.

Explica que esto es que los sectores privados de esos países han dejado de gastar lo suficiente para elevar la producción cerca de su potencial sin los alicientes de políticas monetarias ultra-agresivas, grandes déficit fiscales o ambos.

Como ejemplo de este síndrome de deficiencia crónica de la demanda, considera a la economía japonesa que desde principios de 1990 no ha podido encontrar una senda adecuada para el crecimiento de su economía, y las otras economías de altos ingresos es a partir de 2008.

Wolf dice que el primer paso es evitar que el sistema financiero colapse y que la demanda se sostenga, además de tomar en cuenta que las crisis financieras tienen efectos duraderos, debido a un conjunto de razones, una de ellas es el daño al propio sector financiero, otra es la pérdida de confianza en el futuro y otra muy importante es que la deuda acumulada en el período previo a la crisis ya no es soportable, debido a lo que sucede en ese momento es una “recesión de la hoja de balance” , que consiste en un período en que los deudores se enfocan en el pago de la deuda.

Por lo que para Wolf es urgente que se establezca una política de post-crisis que compense o facilite el desapalancamiento del sector privado, para que las políticas monetarias y fiscales de apoyo puedan ayudar a lograr ambas cosas.

Sin esas políticas las enormes depresiones son probables, como ocurrió en los países miembros de la eurozona que se vieron afectados en forma tan importante por la crisis.

Un complemento del desapalancamiento es la reestructuración de la deuda, sobre todo en el sector de los hogares, en donde se concentra el consumo y por tanto la demanda. En este aspecto EU ha hecho mejor las cosas que la eurozona, principalmente por los esfuerzos de la Reserva Federal, no obstante todavía le falta camino por recorrer, sobre todo porque organizar la reestructuración de la deuda es extremadamente difícil, sobre todo cuando los prestatarios se nieguen a admitir la derrota, tanto en el sector privado como en el  público, lo que lleva a que el sobreendeudamiento dure tanto tiempo.

El sobreendeudamiento no es el único problema que enfrentan los países en relación al síndrome de deficiencia crónica de la demanda, sino que hay aspectos propios de esta nueva época que se suman y crean una demanda crónicamente débil durante la ausencia de auges crediticios, como los excesos de ahorros en las economías emergentes y los cambios en la distribución del ingreso, el envejecimiento y la disminución secular en la propensión a invertir en los países de altos ingresos. Detrás de estos cambios figuraban, entre otras cosas, la globalización, la innovación tecnológica y el creciente papel del sector financiero.

Wolf dice que no es suficiente limpiar los destrozos después de que el boom de la deuda se haya derrumbado, sino que los responsables políticos también tienen que eliminar la dependencia de la demanda en niveles insostenibles de crédito. Sin eso, incluso una limpieza radical no resultará en un auge en la demanda, por lo que considera que hay tres alternativas: 1-Vivir con la debilidad crónica de la demanda;  2-Ejecutar las políticas de demanda agresivas indefinidamente (como lo ha hecho Japón); o  3-Corregir las debilidades estructurales subyacentes de la demanda.

Por lo que considera conveniente tomar ciertas medidas, que parecen radicales con respecto a lo que hasta hoy hemos observado en el mercado financiero, como son: la financiación monetaria del déficit fiscal, que significa nacionalizar la creación de dinero que por ahora está siendo delegada a los bancos privados, a menudo irresponsables; otra política sería redistribuir los ingresos de los ahorristas a los gastadores, además de desalentar el ahorro improductivo, gravándolo, y otra es el fomentar el gasto.

Wolf dice que estas medidas se deben a que no hay que olvidar que los orígenes de la crisis se encuentran en las debilidades estructurales a largo plazo y que las políticas tienen que abordar estas deficiencias, también, para que la salida de la crisis no sea el comienzo de la siguiente.

Sobre todo, si consideramos que la crisis dejó un legado sombrío, y las respuestas posiblemente serán poco ortodoxas, no obstante hay que considerar la pertinencia de llevarlas a cabo.

Gracias 

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