18/8/2014
La
actividad del sector secundario no levanta, en buena medida arrastra al resto
de la economía del estado de Puebla. Hay otros factores que inciden en el
negativo crecimiento -internos y externos- que frenaron el consumo y el
desempleo no disminuyó. A finales de año, difícilmente la economía poblana
estará entre las primeras diez con buenos resultados.
Está
visto que la construcción de diversas vialidades -principalmente en la capital
poblana- o el aparente impulso a unidades de salud en el interior del estado y
la ejecución de otra obra pública no han tenido el impacto esperado, puesto que
a tres años de estar en funciones la actual administración lleva año y medio con una economía alicaída.
Si el
primer año de este gobierno la entidad poblana reportó un notorio crecimiento
superior al 6.0 por ciento, fue determinado por la actividad industrial, y en
particular por el sector automotriz y de autopartes; que repercutió en el sector
terciario (comercio y servicios) al disparar las inversiones y el consumo.
Si
bien es cierto que el retraso socioeconómico del estado data de hace varias
décadas, también lo es que poco o nada
se ha hecho por incidir para diversificar la economía local, y mucho menos en impulsarla en diversas
áreas.
El
primer trimestre de este año la economía de Puebla reportó un decremento del
0.4 por ciento, y el inicio del segundo trimestre tampoco presenta cifras
alentadoras.
Tan
solo la industria en abril reportó una caída de 8.7, con lo que suma once meses consecutivos con saldo negativo. Puebla es el
segundo estado (después del DF) con caída del segundo secundario (industria y
minería), le siguen Campeche con 9 meses, estado de México 8 y Veracruz con 7
meses seguidos con saldo negativo.
Mientras
que los otros dos sectores, agropecuario y el de comercio y servicios presentan
altibajos en el mismo periodo.
En esta
situación inciden factores externos e internos.
Por
una parte la lenta recuperación de Estados Unidos y Europa; por otra, las
medidas impositivas (federales y estatales) que repercutieron negativamente no
sólo las empresas sino también en el bolsillo de los habitantes.
La
federación no fue la única que modificó su política fiscal sino también el
estado, con el incremento del 50% del Impuesto Sobre la Nómina.
Aumentar
los impuestos inhibió la inversión y la actividad de los sectores productivos;
de ahí la poca inversión privada y el bajo número de empleos creados en últimos
meses.
Si a
lo anterior se le suma que en el sector de la construcción, concretamente, la
obra está asignada a empresas foráneas, en consecuencia se han perdido cientos
de empleos, no hay suficiente derrama económica en otros sectores y mucho menos
entre la población.
La
prueba está que no se ven los miles de millones de pesos en obra pública, y que
tampoco las actividades responden como antaño.
Hay
entidades similares a Puebla como Guanajuato
(con elevada presencia del sector automotriz) reporta crecimiento sostenido
en el último año, y tan sólo en abril de este 2014 la industria en esa entidad
del Bajío creció 18.0 por ciento, la
más alta del país para ese periodo.
Puebla
reporta baja generación de empleo, menos inversión privada, en tanto que se incrementa el costo de los servicios
públicos para una población con menos ingresos, que consume menos y con
empleos de baja calidad.
Los
indicadores Puebla son negativos hasta el segundo trimestre del año, algunos
analistas estiman que muy poco podrán mejorar en la segunda mitad del año, así
que podría cerrar con un crecimiento económico menor al estimado para el país,
que ya está en 2.5 por ciento.
Este
2014 podría ser otro año de magros resultados económicos para Puebla, con una
creciente población y demandante de una mejor calidad de vida.
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