10/7/2014
avalerdir@hotmail.com
Tratando
de entender lo que el diario acontecer nos presenta como obstáculos o riesgos
en el mundo que nos tocó vivir, y tomando como regla que es mejor ocuparse que
solo preocuparse, vemos en contexto el entorno de presente y futuro económico-financiero
que el cambio nos depara, tomamos en cuenta las opiniones, advertencias y
análisis de diferentes expertos, que nos sirvan de guía en nuestras decisiones,
que nos lleven a encontrar la oportunidad deseada.
Tenemos
claro que el cambio actual se identifica con la incertidumbre, debido a la
confusión, complejidad y velocidad con
que se está presentado.
Al
respecto, en este espacio recientemente les he comentado acerca de las
diferentes inquietudes opiniones y recomendaciones de especialistas en
economía, acerca del bajo crecimiento económico que se presenta después de la
crisis del 2008, y en donde la coincidencia se centra en que no se ponen de
acuerdo en los remedios para acelerar el magro crecimiento.
Por
lo pronto veamos lo que oportunamente comenta Joel Martínez, en su columna En el Dinero (publicada el jueves de la
semana pasada). Entre otras cosas, menciona que los mercados se encuentran en
calma chicha, debido a que todas las
mediciones de incertidumbre y volatilidad se encuentran en sus mínimos
históricos, o cuando menos cercanos a ellos. Además que una fuente
confiable y conocedora le expreso que “Da
miedo, parece el ojo del huracán, todo en niveles de riesgo mínimos”.
Alertas
similares sobre el tema, hace un par de años Jorge Suárez Vélez en su libro La próxima gran caída de la economía mundial, mencionaba que “la reciente crisis económica no ha sido una
crisis aislada y ordinaria, sino un síntoma que revela serios problemas
estructurales acumulados, que nos han puesto en situaciones de enorme
dificultad política porque no entendemos cuán distinto es este mundo. Lo peor está por venir y muchas personas
resultaran afectadas”.
Richard Duncan nos recuerda en
su libro La nueva Depresión, “Cuando el
oro dejó de respaldar en Estados Unidos al dólar en 1968, la naturaleza del
dinero cambió. El resultado fue una proliferación de crédito que no solo
transformó las dimensiones y la estructura de la economía de Estados Unidos,
sino que también trajo consigo una trasformación del propio sistema económico.
El paradigma económico basado en el crédito que ha conformado la economía
mundial durante más de una generación corre el grave riesgo de desmoronarse”.
Sin duda al relacionar la
opinión de Suarez Vélez y Duncan con lo mencionado por Martínez, nos pone en
alerta y nos obliga a dar seguimiento a lo que diariamente acontece con la
economía global, el sistema financiero, los mercados internacionales, que sin
duda los resultados se verán reflejados en el comercio internacional, la
volatilidad, la inversión y el empleo, y sobre todo que nuestras finanzas personales
no están exentas de sus efectos.
Por lo que hay que tomar en
cuenta lo que menciona José
de Souza Silva: “La humanidad asiste al alba de una nueva época. Sin embargo,
la época emergente todavía no está clara; las implicaciones de sus características
y contradicciones aun necesitan ser críticamente interpretadas”.
Gracias
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