11/9/2023
Recientemente,
la Secretaría de Economía publicó datos preliminares sobre los flujos de
Inversión Extranjera Directa (IED) que ingresaron al país durante la primera
mitad del año. Una vez más, se presenta un dato alentador: en dicho lapso, el
país ha recibido 29 mil millones de dólares en IED (un monto que probablemente
aumentará en la cifra final). Esto implica un crecimiento de poco más del 5% en
comparación con el mismo período del año anterior. Sin embargo, cuando se
excluyen dos operaciones atípicas de 2022 (la reestructuración de Aeroméxico y
la fusión entre Televisa y Univisión), el crecimiento del indicador en los
primeros seis meses de este año se sitúa en un espectacular 40% (comparando
datos preliminares).
Ahora
bien, si desglosamos estas cifras, observamos que de los 29 mil millones de
dólares de inversión directa en el país, el 78% corresponde a la reinversión de
utilidades, un 15% a transacciones entre compañías y tan solo un 7% a nuevas
inversiones. Estos datos sugieren que las empresas que ya operan en el país
mantienen la confianza para continuar haciéndolo. Estas compañías conocen los
riesgos, el potencial del país y las dinámicas de trabajar con las autoridades,
además de comprender las oportunidades tanto para abastecer el mercado interno como
para exportar hacia Estados Unidos y nuestros demás socios comerciales.
Asimismo, son capaces de discernir entre la retórica política y las acciones
concretas en materia económica, una habilidad muy valiosa en la presente
coyuntura. En todo caso, es positivo que estas empresas perciban un entorno
adecuado para expandir sus inversiones.
¿Podría
la relocalización de cadenas de valor o el nearshoring
explicar este aumento en la reinversión de utilidades de empresas extranjeras?
Es una posibilidad, aunque es prematuro afirmarlo categóricamente. Esta
tendencia podría ser explicada por empresas que operan tanto en México como en
China, y que optan por trasladar parte de su operación del país asiático a
México debido a los aranceles más altos que Estados Unidos aplica a las
importaciones chinas o por motivos geopolíticos. Esto sería nearshoring.
Por
otro lado, la baja proporción y los reducidos niveles de nuevas inversiones
deberían generar preocupación. En años anteriores, el porcentaje de nuevas
inversiones era considerablemente mayor: entre 1999 y 2017, como componente de
la IED, representaron un promedio del 45.7%, en comparación con el 29.9% de
reinversión de utilidades. La realidad es que México actualmente atrae montos
considerablemente menores en nuevas inversiones en relación a lo que solía
hacer hace algunos años. Si bien el nearshoring
aún no se traduce en mayores cifras de nuevas inversiones, es previsible que en
el futuro esta tendencia cambie: anuncios como el de Tesla todavía no se
reflejan en estas cifras.
Como
mencioné en ocasiones anteriores, es probable que estos montos empiecen a
aumentar, pero podrían acelerarse con un cambio en la política energética y un
fortalecimiento del Estado de Derecho. Gracias a su cercanía al mercado más
grande del mundo, su tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, su
alta integración en las cadenas de valor de Norteamérica y su estabilidad
macroeconómica, México debería recibir más IED que países como Brasil o
Vietnam. Sin embargo, esto no está ocurriendo. Es fundamental abordar las
causas ya mencionadas para mejorar esta situación.
Un
punto relevante en la publicación de los datos sobre IED es que Estados Unidos
es el país que más invierte (en forma directa) en México (43%), seguido por
España (15%). China ni siquiera figura entre los diez primeros (aunque no se
puede descartar que empresas chinas operen a través de terceros países). Esto
indica que, a pesar de algunos casos anecdóticos, una relocalización
significativa de empresas chinas a México debido al nearshoring no está ocurriendo.
La IED
en México es significativa (por sí sola, ha financiado el déficit de cuenta
corriente durante varios años) y está en aumento. Sin embargo, el país aún no
logra atraer nuevas inversiones de forma relevante. Es necesario rectificar en
algunas políticas públicas para aprovechar al máximo la oportunidad que se nos
presenta y el potencial que el país tiene en este ámbito.
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