30/5/2023
Bajo la
nueva normalidad, las herramientas digitales financieras como la banca móvil se
han consolidado como parte de la cotidianeidad. Adicionalmente, al considerar
sus ventajas en la reducción de costos, tiempo, así como su capacidad de llevar
servicios financieros a regiones en las que la infraestructura bancaria
convencional no puede llegar, las hacen importantes aliadas en el proceso de
inclusión financiera y digital del país. No obstante, para poder hacer uso de
la banca móvil se requiere al menos de la infraestructura que permita a la
población disponer de una línea de celular con acceso a internet para poder
operar, junto con algunas habilidades de uso de tecnología y conocimientos
financieros para aprovechar los servicios financieros que se tienen a
disposición.
En el
caso de México, las diferencias en infraestructura han implicado un desarrollo
heterogéneo de la banca móvil en el país. Además, las divergencias en
conocimientos financieros y capacidades en manejo de la tecnología revelan
brechas importantes en la población por edad y escolaridad. Condiciones que
serán algunos de los retos más relevantes que tendrán que atenderse en los
próximos años para poder incluir financiera y digitalmente a la población.
Al
respecto del reto de infraestructura, en la última década se ha dado un avance
sustancial a nivel nacional, el Instituto Federal de Telecomunicaciones estima
que en 2021 se tenían cerca de 87 líneas de servicio móvil de acceso a internet
por cada 100 habitantes. Sin embargo, el nuevo reto es reducir las diferencias
en la adopción de la banca móvil entre las entidades federativas. En 2022, con
datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), se observa que
mientras en entidades como Baja California y Sonora se promedian arriba de 71 contratos
de banca móvil por cada 100 habitantes, en entidades como Oaxaca y Chiapas el
promedio se encuentra por debajo de 50 contratos.
Por
otro lado, la edad y la escolaridad también parecen ser factores relevantes que
determinan si existe una mayor o menor adopción de esta tecnología. Con
respecto a la edad, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de
Tecnologías de la Información en los Hogares (Endutih) en su edición 2021,
identifica que la población de 30 a 39 años fue la que hizo un mayor uso de la
banca móvil, con 37.8% del total de ese rango de edad y que cuenta con smartphone y acceso a internet, en
cambio en el grupo de 50 a 59 años el porcentaje fue únicamente de 25.3%. En
términos de escolaridad, en la población de 25 años o más con smartphone y acceso a internet, mientras
que seis de cada 10 personas con nivel máximo de estudios de licenciatura usó
la banca móvil, menos de dos de cada 10 personas con estudios hasta secundaria
la utilizaron.
Sin
duda, la banca móvil constituye uno de los principales instrumentos financieros
para la inclusión financiera y digital del país. No obstante, existen retos en
infraestructura y educación financiera para que esta tecnología influya en
mayor medida en el acceso y uso de los servicios financieros, y no se
convierta, únicamente, en un canal adicional de transacciones de aquellos que
ya utilizan estos servicios.
En ese
sentido, el esfuerzo implica que el sistema financiero continúe promoviendo la
expansión y desarrollo de estas tecnologías a la par que se siga impulsando la
cobertura de infraestructura de telecomunicaciones, y la formación en temas de
educación financiera de la población mexicana en general.
|