1/9/2022
De
acuerdo con la última actualización del Consejo Nacional de Evaluación de la
Política de Desarrollo Social (Coneval) del pasado 19 de agosto, la pobreza
laboral a nivel nacional en el segundo trimestre de 2022 -es decir, el
porcentaje de la población cuyo ingreso laboral no es suficiente para adquirir
una canasta alimentaria básica- se ubicó en 38.3%. Esto significa una reducción
de 1.6 puntos porcentuales con respecto al segundo trimestre de 2021, con lo
cual se mantiene una tendencia decreciente del indicador desde el tercer
trimestre de 2020.
Tener a
un tercio de la población sin la capacidad de costear una canasta básica de
alimentos es a todas luces un nivel preocupante. A eso hay que añadir que dicho
nivel sigue por encima del nivel pre pandemia (36.6% en el primer trimestre de
2020), por lo que el camino en la reducción de la pobreza en México aún es
largo. Dos factores en el corto plazo se plantean como los principales retos
para seguir en la senda de reducción de los niveles de pobreza: la inflación y
el empleo informal.
Alcanzando
un nivel general anual promedio de 7.8% en el segundo trimestre del año, la
inflación elevada de los últimos periodos ha afectado el bolsillo de la
población mexicana. Si bien este factor es especialmente agravante para la
población con menos recursos (ya que un incremento de precios podría significar
pasar de una situación de vulnerabilidad a una de carencia), el daño se hace
evidente cuando se observa que los valores monetarios de las canastas de
consumo que determinan la Línea de Pobreza Extrema por Ingresos tuvieron un
incremento anual promedio en este segundo trimestre de 12.6% y 12.0% para el
ámbito rural y urbano, respectivamente.
Por
otro lado, en este periodo de referencia la población que labora en situación
de informalidad representó más de la mitad de la población ocupada (55.7%). Los
menores salarios y la falta de acceso a seguridad social de estos empleos,
generan condiciones de precariedad que posicionan a sus trabajadores en una
situación de vulnerabilidad. Tan solo la brecha entre el ingreso laboral
mensual real promedio de la población ocupada formal (9,312 pesos en el último
trimestre) y el de la población en situación de informalidad (4,524 pesos)
señala a esta última en un mayor peligro de estar y caer en niveles de pobreza
laboral.
El
panorama en los siguientes trimestres tampoco se observa alentador para estos
dos factores. Las previsiones actuales siguen contemplando un escenario de alta
inflación durante todo el 2022 y con tenencias a la baja en 2023. Además, de
acuerdo con cifras del Coneval, el ingreso real promedio de la población
ocupada formal ha tenido una mayor recuperación que el de aquellos en la
informalidad desde los niveles pre pandemia.
Ante
este contexto adverso, la política económica y social tendrá un papel central
en los próximos trimestres para poder contrarrestar los efectos negativos de
estos factores sobre el nivel de pobreza en México. El Presupuesto de Egresos
de la Federación 2023, próximo a presentarse, es una oportunidad para revisar
los programas sociales y redirigir recursos a la reducción de la pobreza y el
mejoramiento de las condiciones de vida de la población.
De
acuerdo con el documento de Consideraciones para el Proceso Presupuestario 2023
de Coneval, la política de recuperación de salarios mínimos, así como la
adopción de incentivos tributarios para elevar la productividad de las empresas
son opciones viables que deben ser fortalecidas; políticas que podrían generar
una base de protección para la población en vulnerabilidad de caer en pobreza
laboral.
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