25/8/2022
“La vida es un viaje,
no un destino”, Aerosmith
A todos nos ha pasado
que ansiamos que lleguen nuestras vacaciones para relajarnos, recargarnos de
energía y hacer "lo que se nos antoje". Sin embargo, en la mayoría de
los casos una jornada vacacional te deja exhausto y vuelves de ella agotado y
necesitando más tiempo para descansar. ¿Por qué? esto es debido a que
generalmente nuestro itinerario vacacional se convierte en una carrera contra
el tiempo, llena de horarios apretados y tiempo insuficiente para hacer lo que
queremos.
El turismo slow no es otro segmento turístico. En
esencia, forma parte de un estilo de vida y se puede concebir como una forma de
viaje más relajada y sin prisas que supone desconectarse de la rutina para
reconectarse genuinamente consigo mismo y con el lugar, su cultura, costumbres,
gente y entorno medioambiental, desde una actitud de viaje distinta a la
tradicional, mediante una relación de respeto y acercamiento responsable: donde
la experiencia se vive pausadamente disfrutando.
Este movimiento surge
en la década de los ‘80, en Italia, como una iniciativa para dar respuesta a la
creciente preocupación por la pérdida de la identidad y las tradiciones
locales. Anteriormente el recorrer la mayor cantidad de atractivos era el boom
y el sueño de todo turista; pero eso ha cambiado, las nuevas tendencias apuntan
a las experiencias, vivir intensamente y sacar el mejor provecho de su tiempo
libre.
¿Qué implica hacer
turismo slow?
Visitar a fondo los
recursos turísticos, fomentando el turismo cultural y de calidad, respetando
aforos razonables. Interesarse por la gastronomía local y verdadera, y
saborearla mejor.
Prestar más atención
a la naturaleza del destino y respetar su ritmo y capacidad, sin poner en
peligro su sostenibilidad. Interesarse por las tradiciones locales: no solo por
el resultado final sino por su proceso de elaboración, fomentando así el
trabajo de los artesanos y la preservación del folclore.
Cada vez son más los
destinos que apuestan por el turismo slow,
el turismo rural es idóneo para viajar despacio, ofreciendo el mejor ejemplo de
“ganar-ganar” entre destino y turista, y entre todos los tipos de viajeros:
para las gentes locales, esta actividad es una de las mejores fuentes de
riqueza, y para el viajero supone una opción inmejorable de desconexión y
enriquecimiento cultural.
A nivel
internacional, Italia sigue abanderando esta modalidad de viaje, en regiones
menos conocidas en el extranjero, como Puglia. Pero la lista puede abarcar
muchos países en todos los continentes. Algunos ejemplos son: Tanzania, Canadá,
Vietnam, Argentina y por supuesto México.
Para que podamos
disfrutar de este tipo de turismo se requiere un cambio de mentalidad de todos
los involucrados en la experiencia, asegurándose de coincidir en el objetivo de
adoptar el modo de vida slow. No como
concepción de lentitud y descuido, sino como el reconocimiento de vivir la
vida, procurando el bienestar individual y colectivo y centrándose en la
importancia del ser humano y su felicidad.
¡Viajemos juntos!
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