18/1/2022
La
semana pasada un emprendedor, con más de cinco años trabajando en una empresa del
sector de manufactura, me presentó el cierre de 2021 con sus respectivos
estados financieros y balance general; a raíz de eso, platicamos acerca de las
metas y objetivos para este 2022.
Para
ser un año difícil y de pandemia estuvo al 1% de alcanzar su presupuesto; sin embargo,
en utilidades estuvo bajo, y como consecuencia tuvo un flujo de efectivo
complicado, satisfactorio de mi parte en el análisis de los números.
Al
analizar sus clientes, nos dimos cuenta que tiene un cliente que le absorbe más
del 50% de sus ventas. ¡Peligro!, eso es una primera llamada de atención, porque
no puedes depender de ese cliente. En el momento que no te compre, el negocio
se te viene abajo, le comenté.
En el
giro de servicios, si un cliente te representa el 20 por ciento de tus ventas
también estás en riesgo alto. No pongas todos los huevos en una canasta.
Por
otro lado, en la parte operativa, también observé una alta dependencia del
emprendedor, le detecté un subsidio de talento, el cual le explique que su
segundo de abordo, su gerente de manufactura todo le pregunta, y el emprendedor
requiere delegar ante estas problemáticas, como:
1.
Capacitación
al gerente, estableciendo sus indicadores de desempeño.
2.
Sustituir
por otro, invirtiendo con un mejor sueldo con alguien que tenga experiencia.
Dejando
los detalles de la operación, le hice una pregunta que incomoda: ¿hasta cuándo
tu empresa va a dejar de ser un changarro?
Mis
reflexiones respecto a profesionalizar la empresa es un tema de mentalidad y
visión del fundador, es un tema de ADN empresarial; no depende si la empresa
tiene pocos o muchos años, no depende de las ventas, ni del giro de negocio.
Para
profesionalizar una empresa se requiere que el fundador lo decrete, que
invierta y contrate un asesor con experiencia que le apoye en llevar el camino
hacia la profesionalización. Sí el emprendedor lo hace solo tiene altas
probabilidades de fracasar, el ejercicio de prueba y error no funciona, y lo
peor es que si lo haces solo te puedes adentrar a una zona de confort y, en
consecuencia, que no puedas salir de la changarrización.
Seguramente
en el camino de la profesionalización surgirán algunos aspectos a tomar en
cuenta, como que quizás tengas que dar un cambio de timón en tu estrategia, en
el modelo de negocio. ¿Cómo? evaluando si tendrás que dejar de vender alguno de
tus productos porque no te da utilidad, porque son productos no rentables para
dar paso a tener flujo de efectivo.
Paralelamente
la profesionalización implica tiempo y dinero y, por supuesto, contar con
madurez y una mente abierta para ser un agente de cambio.
Tú que
me lees y escuchas, si estás en esta situación, haz todo lo posible para
profesionalizar tu empresa.
El
tiempo te dará la razón, obteniendo una mejor calidad de vida como director
general.
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