17/11/2021
Cuando
era estudiante de ingeniería, deseaba y anhelaba conocer a un empresario y a
una empresa de mi sector.
En la
universidad, en esos semestres de preparación, me sentía aislado del mundo
empresarial, en otras palabras, no conocía una empresa mediana o grande en
donde al salir de la carrera pudiese conseguir trabajo. Necesitaba saber qué
pasaba en el mundo real de la producción, de la administración y de distribución
de las ventas entre otros departamentos.
Afortunadamente
en los últimos semestres nos llevaron a visitar fábricas.
Desde
mi óptica de estudiante de último semestre me enamoré más de mi carrera, y me
dio ilusión que un día sería socio o dueño de una empresa de manufactura.
En la
actualidad hay más oportunidad de vinculación universidad-empresa; sin embargo,
con frecuencia, no se realiza tan adecuadamente y por diferentes razones.
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El
empresario no conoce las bondades que significa acercarse con la universidad,
simplemente por compartir información de la empresa hacia los alumnos y, en el
mismo sentido, el empresario no está familiarizado con los procesos
administrativos universitarios, que suelen ser diferentes a los empresariales.
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Por
otro lado, la universidad no hace el esfuerzo suficiente para acercarse a los
empresarios. Muchas instituciones se limitan a las prácticas profesionales.
Cuando
una universidad se vincula con la empresa genera innovación, desarrollo y
transferencia tecnológica.
El
personal académico se enriquece con lo que está pasando en la industria,
permitiendo adecuar y actualizar los planes de estudio de acuerdo con las
demandas y necesidades reales del sector productivo.
Como
empresario hemos abierto las puertas de nuestra empresa a todas las
universidades y en lo personal cuando fui presidente del consejo de la escuela
de negocios y económica de la Udlap promovimos “la empresa en tu aula”, que se
refería a llevar empresarios a compartir su experiencia, no solo cómo se
formaron, también comparten sus problemáticas y fracasos con los estudiantes.
Equivocarse
y fracasar es parte del proceso, los inventos más exitosos nacieron de ello,
así que si cometes uno o más errores no te des por vencido, mejor cuestiónate y
actúa, lo mejor de todo ello es que aprendemos en cada paso. No nos demos por
vencidos.
En otro
formato, con el Tecnológico de Monterrey firmamos un convenio denominado:
socios formadores. Un programa en donde recibimos propuestas de solución innovadoras
ante una problemática y la función que deseamos mejorar. Esto nos lleva a tener
acceso al talento estudiantil como fuente de reclutamiento.
La vinculación empresa-universidad es la
mejor vía para compartir experiencias con conocimiento.
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