3/9/2021
La
pandemia por covid-19 aceleró muchas tendencias sobre el uso intensivo de las
Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).
No cabe duda que las TIC se
han convertido en una importante herramienta en múltiples ámbitos de la vida,
ya sea para mantenerse conectados a la distancia, seguir trabajando, continuar
con los estudios, entretenerse e incluso hacer frente a los compromisos
financieros desde la comodidad de un medio electrónico.
Si bien, la situación
fue para muchos la oportunidad idónea de realizar la primera compra por
internet o realizar su primera transferencia bancaria electrónica, no todos
tuvieron esa oportunidad.
Lo
cierto es que el uso de las TIC es y será cada vez más difundido a nivel
internacional. Las ventajas en reducción de tiempos, costos, así como las
oportunidades de crecimiento y desarrollo económico que implican, son grandes
incentivos para promover que nadie se quede atrás.
Si se habla en específico de
las ventajas de los servicios financieros digitales, el Global Partnership for Financial Inclusion (GPFI) resalta que estos
servicios ofrecen medios asequibles para llegar a las poblaciones marginadas y
que estas tengan mejores herramientas para ahorrar, realizar pagos, obtener
préstamos o atender un imprevisto.
En ese
sentido, el acceso y uso de las TIC a nivel nacional ha tenido importantes
avances, sobre todo en términos de teléfonos celulares y uso de internet. De
acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de
la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2020, el 75.5% de la población de seis
años o más en México era usuaria de telefonía celular, lo que representó un
aumento de 4 puntos porcentuales (pp) con respecto a los usuarios de 2015.
En
cuanto al acceso a internet, en el mismo año había 84.1 millones de usuarios de
internet en el mismo rango de edad que representaron el 72% de dicha población;
es decir, un aumento de más de 14 pp con respecto a 2015.
No
obstante, aún queda un largo camino por recorrer para poder hablar de una
digitalización exitosa a nivel nacional. El reto se centra en reducir las
brechas regionales entre zonas rurales y urbanas del país. En 2020, sólo el
50.4% de la población en zonas rurales fueron usuarios de internet, mientras
que en las zonas urbanas el porcentaje fue de 78.3%.
Con respecto
a inclusión financiera digital, el Global Findex del Banco Mundial (2017)
revela que únicamente el 32% de la población de más de 15 años en México
realizó o recibió pagos digitales, ubicándose 20 pp por debajo del promedio
mundial. Adicionalmente, la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF)
edición 2018, muestra que de la población de 18 a 70 años que contaba con
celular (62.2 millones) poco más del 50% tenían una cuenta bancaria, pero
solamente el 22% tenía contratado el servicio de banca por celular.
El reto
para la inclusión financiera digital del país es crear la infraestructura para
los sistemas de pagos, dar continuidad a la modernización del marco legal que
impulse la innovación e incremente la confianza de las personas en los pagos
digitales, y realizar el acompañamiento de los usuarios en el uso y adopción de
los medios digitales a través de los programas de educación financiera.
Sin
duda alguna los siguientes años serán decisivos para determinar si el país
logró incluir digital y financieramente a la mayor parte de la población en
México, en especial a aquellos que se encuentran fuera de las zonas urbanas.
Actualmente se cuenta con la Política Nacional de Inclusión Financiera (PNIF)
2020, que incluye estrategias y líneas de acción que buscan quitar los
obstáculos de oferta y demanda que han retrasado la inclusión.
Adicionalmente,
existe la Estrategia de Digitalización Nacional, que promete dar prioridad a
digitalizar al sector público y extender la cobertura de internet a zonas rurales
y zonas marginadas.
Políticas públicas que sumadas a los esfuerzos de los
actores del sistema financiero permitirán lograr el objetivo.
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