26/8/2021
Escuchar la palabra
París siempre nos recuerda un lugar para ir a ver no solo sus monumentos,
grandes bulevares y edificios si no también ver la vida de aquellos que están
ahí siempre.
En muchas guías de
viaje siempre se menciona como obligatorio si estas en Paris, visitar Notre
Dame, la torre Eiffel o el museo del Louvre, sin embargo, me gusta insistir a
los viajeros que nada es a fuerza y que viajar es un acto de libertad que
conjuga la experiencia de ver lo que anhelamos y comprender cómo viven aquellos
que están ahí. Y si en algún momento pasamos varias horas sentados en un café
de la zona de la ópera de Paris, puede ser que tengamos más alegría y
entendimiento de las costumbres parisinas que estar formados para subir la
torre Eiffel o conocer la Mona Lisa.
Porque ver pasar a
los locales y ver desde nuestra pausa en la vida lo cotidiano de otros, nos
permite tener un verdadero descanso del cuerpo, la mente y el espíritu y
regresar relajados y con más ideas, aprovechando lo que un amigo italiano dice
de las vacaciones: “viajar también es el ocio inteligente”, ya que algunas
veces las mejores ideas para tu vida ocurren cuando estás ajeno a tu vida
normal.
Y si ya tuviste
tiempo para ver pasar la vida, también puedes disfrutar un recorrido por
aquellos lugares que más te den ganas ver y posiblemente descubrir tesoros de
Paris que no estén como “obligados” y que te permitan sentir el pulso de la
ciudad que algunos dicen que es la más romántica de Europa.
El viñedo de
Montmatre, la Saint Chapelle o el Passage Couverts son espacios para la
reflexión, la tranquilidad y el visitar sin aglomeraciones, aunque ir un rato
al Louvre puede dejar un buen sabor de boca.
“Abrázame fuerte y
hazlo rápido,
este hechizo que me
has lanzado,
esto es la vida de
color de rosa”
La Vida en Rosa-Edit
Piaf
¡Viajemos juntos!
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