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Viajar es increíble mientras se pueda
21/8/2020
Siempre pensé que vender viajes sería una actividad que estaría vigente ya sea como en los nuevos tiempos, a través del internet o como siempre se dio desde hace más de 150 años, de forma presencial, cuando en Inglaterra llegó el primer agente de viajes.
Aún recuerdo los miles de veces que vi entrar familias completas a la Agencia de Viajes donde trabajé gran parte de mi vida y desplegué cantidad de folletos explicativos o imágenes en la computadora para hacerles descubrir cual era el lugar ideal para vacacionar.
Viajar es necesario para la creatividad, para ser más objetivo, porque elimina prejuicios y genera buenas voluntades, es lo que este mundo más necesita. Viajar nos permite conocer la historia de los pueblos, la riqueza de su herencia cultural, sus maravillosas obras de arte, sus tradiciones, su gastronomía, sus artesanías, en fin. La lista se puede tornar interminable.
Sin embargo, vivimos en un mundo enteramente cambiante. Nuestro planeta sufre cambios constantemente. Muchos pasan inadvertidos, otros los vemos maravillados y otros nos impactan y nos afectan en la vida diaria. Y que decir de aquellos que son imprevistos y amenazantes, como las pandemias. Sí, aquellas que hemos leído en los libros de historia cuando íbamos al colegio y que jamás nos imaginábamos que experimentaríamos en la vida contemporánea.
Estos tiempos en el que el mundo se frenó, es tiempo de reflexionar y entender que debemos eliminar lo superfluo y regresar a los viajes con sentido; evitar el comportamiento destructivo hacia lo local; buscar tener una postura reflexiva hacia un destino tratando de encontrar y disfrutar lo que sea auténtico y proyecte su identidad y no su estereotipo.
Mucha gente vivía sin detenerse a pensar lo que el turismo representa para las economías. Pareciera ser que era una actividad hemos a la que todos aspirábamos, pero sin ir más allá.
Ahora el mundo se da cuenta que el turismo internacional es una fuente de energía para la economía. Para muchos países es el generador de divisas más importante de su economía. Parar los vuelos, vaciar los hoteles, abandonar los museos, quitar ese ambiente de fiesta que hay en las ciudades, ha convertido todo en algo que no se esperaba. De hecho, ha quitado el encanto a muchos destinos ´cosmopolitas’ cuyo principal atractivo era encontrarse con gente de todas partes del mundo, lugares pluriculturales donde precisamente por esa diversidad el viajero se sentía atraído, cómodo y enriquecido.
Nuevas condiciones vienen en el mundo de los viajes; no va a ser todo igual. Ya nos pasó una vez. Después del 11 de septiembre de 2001 cambiaron muchas reglas, condiciones, prácticas, forma de trabajar, de vender y de disfrutar los viajes. Después llegó el fenómeno en el que el turismo llegó a ser un invasor en algunas ciudades y un motor de crecimiento en otras, pero siempre apostando por hacer mejor las cosas.
Las líneas aéreas, por ejemplo, vienen con el cambio en los asientos, es decir, tendrán que tenerlos más separados y eso va repercutir en los costos de los boletos. Los requerimientos de sanitización en los hoteles y la necesidad de los huéspedes de mantengan con sana distancia. Los restaurantes también tienen restricciones severas en cuanto a cantidad de mesas disponibles y manipulación de alimentos.
Por otra parte, los agentes de viajes somos un grupo de personas que posiblemente ya no tenemos tanta relevancia para el punto de vista de algunos, pero ahora, en esta crisis hemos sido fundamentales para poder resolver situaciones que a veces máquinas no pueden hacer.
Revaloremos el trabajo de las personas y hagamos un turismo por y para el ser humano.
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