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Saber sin fin

Abel Pérez Rojas



Serenidad, clave para liberarse de este sistema

24/4/2017

Sumergidos en el trajín de la vida diaria, el cual se ha convertido en un ciclo vicioso que prolonga nuestro fatal destino, rara vez –aunque sea por cuestión de escasos momentos- asumimos la serenidad para percatarnos que somos esclavos de un sinfín de preocupaciones que nos fueron sembradas desde nuestros primeros años de vida.

Asirse a la tranquilidad y a la calma, de tal manera que seamos uno con ellas, puede generar las condiciones para sortear el yugo generalizado.

Esto trasciende y complementa lo que le dije hace algún tiempo, en el sentido de que la serenidad es un asunto de salud pública, que se entiende en ese contexto cuando se contrasta frente a los altos índices de personas que padecen alguna enfermedad de carácter emocional y nerviosa.

Si pudiéramos detenernos sin contratiempos y sin prisa –serenamente- frente al sistema social, político, económico y cultural que nos gobierna, veríamos con claridad que se trata de un enorme gigante con pies de barro.

Veríamos que ese gigante –el cual por supuesto tiene nombre y apellido- se alimenta de los miedos y las preocupaciones que disemina en las masas, y que una vez que esto penetra en el corazón y en las mentes de algunos, éstos se encargan de replicarlos en otros, de tal manera que con el paso del tiempo y retroalimentado millones de veces, termina siendo un gigante de cabezas infinitas que parecen devorarlo todo.

Oculta en una maraña de explicaciones principalmente económicas y jurídicas, el sistema en que vivimos se encarga de profundizar nuestra falsa soledad y pequeñez para que repitamos convencidos, como si fueran pensamientos nuestros, que no hay opciones alternativas ni soluciones que no sean las que provienen de sus espejismos: como su “democracia”, su “libertad”, su “dinero”, su filosofía y su único molde de “sociedad”.  

Entendamos: serenarse es despertarse.

Serenarse es despertarse porque está más allá de la calma superficial, producto del intelecto.

Serenarse es un estado de mayor y prolongada quietud que tiene su origen en el silencio y el vacío,  aquel que los sabios los sabios de la antigüedad simbolizaban en la profundidad de las cavernas y en el punto más oscuro de la noche.

Una vez despierto de esta manera, la conciencia se amplía y estamos listos para acabar con los yugos.

Vale la pena repensar todo lo anterior para plantear un nuevo sistema que sustituya el actual, el cual, sobra decir, se está cayendo a pedazos.

¿Qué le parece?

@abelpr5

Escritor y educador permanente.

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